viernes, 19 de noviembre de 2010

UNA LLAMADA DESDE NUEVA YORK

Una llamada desde Nueva York, sin emisor conocido pero con un mensaje claro y directo, cortó la tensión en "La Alegría" y prendió la celebración a la 1:48 de la tarde en Valencia y Venezuela.

"Lo gané, lo gané, lo gané", repitió Félix Hernández, con lágrimas en el rostro y sonriendo, mientras levantaba con sus brazos a su hijo Géremi, de un año y medio de edad. "Soy el Cy Young. Lo gané", continuó.

La exclamación del venezolano, de 24 años de edad, fue acompañada por gritos, llantos y abrazos de felicidad de doña Miriam y don Félix -sus padres-, así como de Sandra -su esposa-, Mia -su hija de cinco años- y Freddy -su hermano mayor-, los integrantes de la familia Hernández que estaban en la casa "La Alegría", de El Morro I, que desde la dos de la tarde fue una quimera de emociones.

"Se hizo justicia. Este premio debió llegar un año antes, pero él nunca se desesperó. Siempre trabajó fuerte para esto y ahora lo logró", dijo don Félix, a quien el anuncio del premio obtenido por su hijo, al tiempo de emocionarlo y enorgullecerlo, lo puso a correr para conseguir la ternera que ofreció para celebrar la distinción.

Aún con lágrimas y sin salir del asombro por la noticia, que lo despertó de la siesta que tomaba, tras llegar a su casa a las 11 de la mañana, luego de 12 horas de vuelo -Seattle-Houston- Venezuela- y cinco más de viaje por carretera -La Guaira-Valencia-; el lanzador de los Marineros de Seattle explicó la sensación que lo embargaba.

"No me lo creo. Había pensado tanto en esto, pero no me lo creo. No me esperaba este premio tanto como el año pasado, porque no ganarlo en 2009 me dolió mucho", expresó Félix Abraham Hernández. "Lo importante es que lo tengo y que cumplí con la promesa de que esta temporada sí lo iba a ganar. Esa fue mi meta desde que llegué al spring training", agregó el pitcher de los Marineros.

Mientras el segundo venezolano en ganar un Cy Young recibía a sus amigos, vecinos y familiares en la puerta de su casa, su esposa atendía las llamadas que llegaban de Nueva York, Seattle y Miami, así como de las principales ciudades del país. Su madre, mientras tanto, hacía esfuerzos por conseguir un televisor con buena señal para ver la celebración que había en el Luis Aparicio "el Grande", tras el anuncio del premio Cy Young.

"Ves Félix la virgen te ayudó este año", reiteraba doña Miriam, quien una vez más vio recompensado el esfuerzo de llevar todos los fines de semana al niño Félix a jugar beisbol, luego de que "el papá lo inscribió y me echó el carro a mi para que me encargara de todo lo que él hiciera".

Hernández reveló que la clave para obtener el Cy Young, por encima de David Price y C.C. Sabathia, fue su fortaleza mental para no dejarse vencer por las adversidades y el desaliento de su equipo. También aseguró que este es el primero de muchos reconocimientos que obtendrá en su carrera.

"Falta una Serie Mundial más premios Cy Young, más Juegos de Estrellas y completar una gran carrera. Me faltan muchas cosas, porque apenas tengo 24 años", dijo Hernández, en la terraza de su casa, que contrario a la de sus padres, donde hay paredes llenas de objetos suyos, no hay rasgos que la identifiquen como la de un lanzador de Grandes Ligas.

Al agradecer a la prensa y a los vecinos que se concentraron afuera de su casa, Hernández se retiró al interior para continuar con la celebración en "La Alegría" y asimilar el importante logro que conquistó.

"No creo que duerma y si lo hago lo haré pensando en esto, porque ha sido un sueño hecho realidad", aseguró Hernández, quien el 27 de enero, en Nueva York, recibirá la estatuilla.

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